viernes, 23 de mayo de 2008

Editora, a tus zapatos



Tres meses. A la distancia podrá decirse que me tomé una segunda licencia por maternidad. O podrá decirse, en rigor de la verdad, que mandé todo al mismísimo carajo y renuncié a un laburo que no me daba ya ninguna clase de satisfacción personal ni profesional. Y entonces vino lo mejor. Con la excusa de ser mamá full time llegaron los paseos en bici, las clases de Yoga matutinas y hasta la gorra para la pileta. Las visitas a la abuela Marta fueron más relajadas y más seguidas, pude disfrutar más intensamente de mi rol de tía, amiga, vecina y ama de casa. Y por qué no decirlo, hasta supe esperar a mi marido con la comida lista y la nena bañadita un par de veces para terminar el día de la mejor manera.
No sé en qué momento exacto se rompió la magia, recuerdo un aviso publicado, un "enter", y un deseo inmenso de que ese puesto sea mio. Pocas semanas después me encontré recorriendo las guarderías del barrio desencajada en busca de una vacante, preguntando a dios y maría santísima para encontrar un alma piadosa que cuide a mi hijita y replanteándome millones de veces mi futuro como madre y como profesional.
Finalmente decidí volver a trabajar (ay, lo digo y se me viene la imagen de las ruedas de la bici pinchadas por el desuso). ¿Decidí levantarme a las siete de la matina, dejar a mi hijita “guardada” en una guardería y todo el día con otra gente? ¿Yo? ¿Yo, la libre demandada? ¿Yo, la abanderada de la vida barrial? Sí, señores. Lo decidí, como decido todo, sin decidirlo, solo dejando que las cosas pasen y que los sueños se cumplan. Siempre quise que mis hijos respondan en el colegio:
- Y tu mamá, ¿qué hace?
- Mi mamá hace libros.
Aquí me tienen, a punto de asumir el cargo de Coordinadora de producción de una importante editorial. (Eso, mi querida Victoria, es lo mismo que decir “mi mamá hace libros”).

jueves, 15 de mayo de 2008

Reencuentros

al grupo





















Los espacios son diferentes cuando las almas se van. La habitación está ahora impregnada de ese humo esencial que dejan los espíritus nobles al marcharse. Lloré. Hace tiempo me fue revelada la idea de que la lluvia no es casual. Ahora sé que llueve porque yo pude llorar. Y sé que pude regalar mi llanto, como alguien supo regalarme a mí la lluvia (que ahora es mía, tan mía).
El mejor de los segundos es esa porción del tiempo que casi no existe y que dura para siempre. Entonces creo en los ángeles y confirmo mis alucinaciones. Porque es fácil creer en los ángeles cuando viajás en el auto con uno al lado o en los presentimientos cuando empiezan a suceder.
Hubo otros regresos. Y también hubo otras lluvias y otros llantos. Y algunas almas que se fueron.
Pero cada vez el regreso es más placentero; la lluvia más cómplice; el llanto más verdadero.
Y este humo de la almas esenciales hace cada segundo más duradero.

martes, 13 de mayo de 2008

Fundación desde una ventana


"Me alejé. Todo lo conocido se encontraba ya separado de mi. Muy lejos. Más allá de algo que no se puede nombrar, porque no existía el abismo.
El universo se quedó sin nombres; sin espacio y sin tiempo.
Ahora escucho mi voz, y sé que me fue dada para reinventar todos los ritos.
Tuve que acudir, no sin resistencia, a la fundación de todos los principios y de todos los finales. Ante mi apatía todo volvió a crearse. Sin falsos misterios ni destellos de engañosas maravillas.
Me hallo de nuevo en el mundo. Puedo desplazarme con la angustiante destreza de conocer cada uno de sus inventos y todas sus representaciones.
Lo único que no me fue revelado aún es la propia realidad, tal vez porque descubrí a tiempo que su destino volvería a estar condenado al fracaso."

esto es la noche



"Es la noche. Hay tanta verdad en esta habitación que parece imposible hallarme en otro estado que no sea el de estar atentamente despierta. ¿Qué hago con tanta verdad? ¿Cómo me la digo?


¿Y como debo enseñar a los que vienen que se salven, que existirán otras noches, y que la verdad los hará sentir inmóviles cuando todo se caiga alrededor?


Habrá confusión. Quejas. Sirenas. Tic Tac de relojes que lleven el tiempo atrás como preguntando: ¿Cuándo volverán los muertos? Y muertos que nazcan y mentes inverosímiles que disipen la realidad con dulces ideas perversas. Y voces. Voces silenciosas que griten la noche.


¿Cuánto falta para el futuro? ¿Y quién me lo contará? ¿Y cómo?


Es la noche. Sálvenme. Díganme que estoy durmiendo..."

viernes, 9 de mayo de 2008

esto es lo que hay


para Lupi, a quien le llegaron.



Me quedan las palabras. Las palabras solas, brillantes, audaces, compañeras. Las lluviosas palabras que vienen de otro lado, que conocen el mundo y tanto lo conocen que lo saben diferente. Las palabras luchadoras, combatientes incansables en la guerra de conceptos y prejuicios, y palabras gastadas. 

Las palabras nuevas, ganadoras de medallas de conocimiento. Las curiosas palabras que reclaman mucho más que ser dichas:reclaman ser escuchadas.

Las palabras viajeras que atraviesan océanos y no descansan hasta sentir que llegan. Las palabras firmes, que no se quiebran aunque caigan en el abismo de la indiferencia. Las palabras ausentes, palabras no dichas, que hablan en silencio como promesas de palabras futuras. Las palabras vivas, transparentes, fuertes, verdaderas. 

Me quedan las palabras, solo las palabras.


Lo demás, se irá yendo de a poco.



***



©Lupi Mariani

miércoles, 7 de mayo de 2008

El cartero y la chica de los colores



La Chica de los Colores sale a pasear.
Paseo con ella porque soy un color. 
A veces azul 
A veces verde-lima-limón.
Me puedo ver naranja o amarillo si el sol me quiere bien. 
Y otras veces me vuelvo de un color propio, tan propio que casi nadie me ve.
Vemos pasar al Cartero desconcertado.

-¿Y cuál es tu casa?
-Mi casa es donde estoy yo.

Desde entonces el Cartero nos sigue a todos lados. 

Las cartas creo que las reparte otro, 
con cara multicolor.
Cachetes rosa chicle
Ojos marrón té. 

El otro
algunos días
hasta parece que me ve.